Peregrinos de la JMJ 2011 en nuestro pueblo

Como supongo sabréis, una de las noticias de este largo y festivo fin de semana en nuestro pueblo ha sido la llegada de un grupo de peregrinos que procedentes de Argentina, de la ciudad hermana de Córdoba, se dirigían a Madrid para estar con nuestro Santo Padre Benedicto XVI durante la JMJ 2011 y que han sido acogidos por diversas familias.

A modo de somera crónica, aquí os dejo un pequeño reportaje gráfico que nos ha enviado nuestra hermana crucera M2M y del que hemos extraído algunas instantáneas que reflejan la incesante, agotadora, frenética y no por todo ello tremendamente gozosa actividad de estos tres días en los que este grupo de jóvenes tanto nos ha enriquecido.

El viernes 12, poco después de apuntar el día, llegaban a nuestro pueblo. Las imágenes siguientes recogen esos momentos de presentaciones, recogida de maletas, asignación de familias y demás, los cuales transcurrieron dentro de la más absoluta normalidad.

Una vez resuelto el tema logístico con probada eficacia, se decidió dar el resto del día libre para que los muchachos y las familias de acogida pudieran compartir -de eso decían las instrucciones que se trataba- no sólo hogar, condición sine qua non para poder acoger peregrinos y que todo el mundo sin excepción supongo que acató a rajatabla, sino también todo aquello que nos une, bastante más de lo que cualquiera, de antemano, llega a imaginar.

A las ocho y media de la tarde de ese mismo día, en la Parroquia de la Asunción, se celebró una Santa Misa de bienvenida. Oficiada por nuestro párroco Don Ignacio, su sentida homilía recorrió muchos de los lugares comunes que compartimos, la lengua, la historia, el gentilicio... y por encima de todo ello, la fe, el amor a Dios Todopoderoso, a su Hijo Redentor, a su Santísima Madre la Virgen María.

Tras la Misa tuvo lugar la procesión de antorchas. Una imagen de la Santísima Virgen en Su Inmaculada Concepción presidió el desfile que peregrinos, familias de acogida y muchos, muchos, muchos fieles castreños realizaron por las calles de nuestro simpar barrio de la Villa. El estandarte de la hermandad de Nuestra Señora de la Aurora, la música cofrade que interpretó con maestría la A.M. Santa Vera Cruz, los costaleros de la cuadrilla del palio de nuestra Hermandad dirigidos por su capataz Javi Sánchez, los cánticos que nuestros peregrinos elevaban al cielo tras cada misterio del Santo Rosario, terminaron por conformar un esplendoroso conjunto que llenó de fe y devoción tan bellas calles de nuestro pueblo.

Y como afirma el viejo adagio, de la misa a la mesa. El patio claustral de la Asunción fue el escenario de una cena de "Taleguilla", y cuyo servicio de repostería estuvo atendido por hermanos de "La Borriquita". El coro Virgen de la Salud junto a algunos aficionados locales al flamenco amenizaron por la parte cordobesa española la velada. Por la argentina, y como muestra la imagen de abajo, algunos de los jóvenes peregrinos dieron cumplida respuesta con sus guitarras. Compartir, de eso se trataba. A fe que empeño no nos faltó a ninguno para conseguirlo.

La jornada común del sábado se inició a las 10,30 de la mañana con una Misa en la Iglesia de Jesús Nazareno. Una liturgia preparada por la Hermana Juana, superiora de la hospitalaria y franciscana congregación, cautivó en torno a Jesús Sacramentado a cordobeses de ambos lados del Atlántico. Tras la Sagrada Eucaristía, en el porche de la Residencia, se obsequió a los peregrinos y a las familias de acogida con un desayuno molinero que hizo descubrir a los cordobeses de allá las muchas bondades de la dieta mediterránea.

Todo ello dio paso a uno de los momentos más emotivos de cuantos hemos tenido ocasión de vivir. Los chavales fueron divididos en grupos de cinco para recorrer las distintas dependencias de tan admirable Institución. Besos, sonrisas, caricias, amor en sumo grado fue, sin duda, lo que repartieron. Esperanza y juventud, compromiso al que libremente se adhieren y al que, por las pruebas, están más que acostumbrados. No cabe la menor duda de que no era la primera vez que lo hacían. Cristo presente en cada uno de ellos y en cada uno de los ancianos. Admirable, encantador, sublime, envidiable... Faltan palabras para definir lo que mis ojos aquella mañana vieron.

Por la tarde nos dirigimos a Baena para celebrar un acto conjunto con los muchos peregrinos acogidos también en nuestra vecina localidad. Una magnífica vigilia -enhorabuena de nuevo a sus organizadores- nos regaló también otro imborrable momento. La entrada del Santísimo Sacramento en la explanada donde se celebraba el acto, momento que recoge la imagen inmediata de abajo, hizo estremecer de emoción todos los corazones que allí nos congregamos. Si lo de la mañana en la Residencia de Jesús fue inenarrable, este momento de la vigilia supuso el culmen de una inolvidable jornada. Silencio, respeto, certeza, fe... Allí estaba con todos nosotros Jesús de Nazaret.

Como colofón a tan memorable día, por parte de la organización se dispuso una sencilla cena y un posterior fin de fiesta espectacular: un cañón de espuma que hizo las delicias de los jóvenes peregrinos, de los no tan jóvenes y de los no tan peregrinos. Madre del Amor Hermoso, cómo se pusieron. La espuma alcanzó un metro de altura con respecto al nivel del suelo. Por allí en medio, entre música cordobesa-argentina y el más rabioso tecno-pop español, había cerca de un millar de almas, así a ojo, al que no quedaba ni un centímetro cuadrado de cuerpo y atuendo sin estar completamente empapado de agua y espuma. Sin ningún género de dudas, disfrutar disfrutaron como enanos.

Ya el domingo, a las doce, y nuevamente en la Parroquia de la Asunción, se celebró una Santa Misa de despedida. Oficiada por uno de los sacerdotes argentinos, otra vez -ésta con ese particular acento con el que hablan- se volvieron a recorrer emocionadamente muchos de los momentos vividos en los últimos días. La llegada, los gestos, los besos de bienvenida... La pequeña procesión, la música, la luz de las antorchas... Los ancianos, la vigilia, tanto como hemos compartido, tanto como hemos intercambiado en las últimas horas... Emotivo momento también el que auspició uno de nuestros castreños seminaristas, José Ángel Arévalo. Pocas palabras le bastaron para explicarnos, con sincera y firme convicción, el mensaje que un buen día dejó Nuestro Divino Redentor en su corazón, su necesidad de seguir sus designios desde aquél entonces, su certeza ante la llamada vocacional que, Dios siempre mediante, pronto lo ordenará sacerdote.

A las cuatro de la tarde estaba prevista su partida hacia nuestra Córdoba. Allí los esperaba una visita a la Catedral y varios actos más durante el resto de aquel domingo, para ayer lunes, creo, partir ya hacia Madrid. A pesar de los cuarenta y seis grados del ferragosto, a pesar de la demora del autobús, a pesar del riesgo de insolación al que innecesariamente peregrinos y familias fuimos sometidos, con ellos quisimos estar hasta el último instante para ayudarlos a cargar su equipaje, para despedirnos antes, durante y después que se pusieran en marcha, para agradecerles todo lo mucho que en tan pocas horas nos han dejado. Y así lo hicimos. En la inclemente espera, y en la no deseada partida, entre fotos, abrazos, besos, alguna lágrima, manos que se agitan, gestos que se devuelven, una atropellada y gozosa prisa por hacer un gran hueco en el corazón donde dar cabida a tanto recibido...

Porque el aldeanismo nacionalista dicen que se cura viajando, porque sólo existe una Iglesia única y universal como tan bien habéis demostrado, sólo resta daros las gracias, mil veces mil, un millón. Permitidme, desde este espacio de cruceros, que os eleve un ruego: sed también heraldos ante Su Santidad en esta JMJ de Madrid 2011 de este pequeño pueblo de la campiña cordobesa en el que tanto ejemplo habéis dejado. Para ello, que Dios Todopoderoso os bendiga. Que con su Omnipotente Poder siempre os acompañe, os proteja y os guíe.

P.S. Ésta ha sido mi familia durante los días 12,13 y 14 de Agosto. Anticipado perdón reclamo si a alguno molesta la foto y la autocita, pero es que no tengo más imágenes de ninguna otra hasta que Pedro J. Miranda me pase las que me ha prometido. Además, que las niñas a las que acogimos son las más guapas que vinieron y quería presentároslas, je, je. Son Flor y Belu.

P.S.2: Como siempre, tal como hemos dicho otras veces, nada nos gustaría más que los muchos que -nos consta- leéis, dejaráis también vuestros testimonios y vuestros comentarios. Del tema de hoy seguro que hay miles. Igual que un servidor, muchos también habéis participado, que os he visto.