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jueves, 18 de agosto de 2011

Padre, perdónalos porque no saben lo que hacen

Ayer, tras resolver a primera hora de la mañana los pocos trámites laborales que para un servidor trae consigo el mes en el que vivimos, entré en el blog para seguir completando, poco a poco, las páginas que hemos creado. Al introducir mi clave de blogger, el sistema abrió un mensaje en el que se nos felicitaba por la dimensión que estaba tomando el blog, proponiéndonos de paso la posibilidad de ganar dinero a cambio de hacer publicidad en este nuestro sitio. Si os soy sincero, un motivo más de orgullo -la dimensión tomada, no la posibilidad de ingresos- que te lleva en volandas a seguir quemando horas en este espacio de entretenimiento y comunicación entre cruceros.

Claro que, el adquirir determinadas dimensiones en la red trae también consigo otro tipo de inconvenientes. Entre todos ellos, uno de los más desagradables es el que durante todo el día de ayer tuvimos la desgracia de tener que padecer. En los casi dos años y medio de vida de este blog, en sus épocas más pujantes, en las más inactivas, jamás habíamos contado con la presencia de uno de los personajes más característicos de todos cuantos navegamos habitualmente por la red. En el argot se denominan trolls. Tienen una línea de actuación muy definida: entran en un espacio, otean el horizonte, ponen un pequeño cebo, esperan que alguien pique, lanzan sus proclamas -contrarias en extremo a la línea de pensamiento del mismo- y a partir de ahí a intentar reventar la concordia y el diálogo entre los habituales, que, totalmente indignados una gran mayoría de las veces con el personaje, terminan por montar un pitoste de padre y muy señor mío para regocijo del cuasi profesional dinamitero y sus adláteres.

Si observáis, ésa fue a grandes rasgos la actuación de nuestro personaje en el día de ayer. Claro, hay otras veces en las que, como se dice en Castro, se les sale el aire. Ni encuentran incautos, ni se les toma en serio, ni se establece con ellos ningún tipo de diálogo referente al tema que proponen, ni se les hace el más mínimo caso, más bien al contrario. Su reacción final suele ser siempre muy característica y definitoria de sus "inocentes intereses": insultos, faltas de respeto, amenazas, menosprecios...

Porque -todavía, aunque no por mucho tiempo- lo tenéis todo escrito en los comentarios de la entrada que el otro día publiqué sobre la JMJ 2011, a vuestro criterio dejo las conclusiones. Antes debo advertiros que falta un comentario, el publicado justo antes del que yo mismo hice, y que no tuve más remedio que borrar anoche de madrugada. Contenía un nuevo enlace y hacía alusión a Monseñor Rouco y a Su Santidad El Papa Benedicto XVI. En todo punto inaceptables las manifestaciones que en él se vertían para el blog que ha nacido en el seno de una Hermandad Católica, Apostólica y Romana. Dejemoslo ahí e intentemos no perder las formas. Lo borré, señor anónimo, como le juro que haré con todos los que considere ofensivos hacia mi credo y mi fe. Faltaría más. Es lo que tiene ser barrendero, que a veces tenemos que recoger las porquerías aunque sea tapándonos la nariz. Gajes del oficio.

Para ir terminando, unas precisiones a su último y, como puede observar, no publicado comentario. De santo, lo que se dice santo, poco, poquísimo por anunciarle algo; eso sí, en lo de pecador completamente de acuerdo, tanto como que nunca tuve la más mínima duda de que fui, soy, y con seguridad seguiré siendo, uno de ellos; por último, jugar, como beber, espero que así lo entienda, siempre sólo con quien yo quiera. Abrevio. Me llamo Nicolás de Bari, nombre de pila que heredé de mi abuelo y de mi padre, el que también he dado a mi hijo. El Santo Obispo que nos otorga apelativo, por si alguna vez tuviera que recurrir a él, resuelve con precisisión y eficacia, entre otras muchas más cosas, pérdidas y cambios de lugar. Cuando le falte algo, récele, órele, elévele sus plegarias, ya verá cómo de inmediato se le hace la luz.

Concluyo. Todo esto, queridos hermanos cruceros no es -aunque cueste creerlo- sino otra más de las consecuencias de la JMJ 2011 de Madrid. Y es que la visita de Benedicto XVI, a las pruebas me remito, está haciendo mucho daño, más del que ellos mismos imaginan, a todos los que disfrazados de laicos, aconfesionales, librepensadores y cristianos de particulares liturgias no son sino acérrimos sectarios y excluyentes anticlericales -conste que sólo con la Iglesia católica, claro-. Nada más ni nada menos. Lo dejo aquí, que ésa ya es otra batalla, o quizás sea la misma de siempre. Tal es el cariz que están tomando los acontecimientos. Otro día quizás tengamos que volver a hablar -como en anteriores ocasiones hicimos- de impuestos, de destinos, de números, de política social. No otro parece ser nuestro sino, ya que muchos aún afirman no conocerlos, o sí, y lo que en realidad están haciendo es no reconocerlos. En cualquier caso, nunca estaría de más volver a recordarlos.

Queridos todos, no debemos permitir que nadie nos achante, y menos en nuestra propia casa. Siempre con la Cruz, a través de ella, y cuando haga falta, sin miedo, la espada, y no una forjada de metal, sino de firme convicción y de comprometida palabra. Saludos.

P.S. Debido a las circunstancias excepcionales que estamos atravesando, antes de acostarme, casi de madrugada, no tuve más opción que activar la moderación de comentarios del blog. Esta misma mañana, muy temprano, se lo he comunicado personalmente a mi compi Michelna. Esperemos que esta medida, de la que jamás tuvimos necesidad en este crucero espacio, pueda tener solamente carácter provisional. Convencido estoy de ello. Espero que sepáis entenderlo.

1 comentario:

  1. Sinceramente me niego a darle más bola a quien desde mi humilde opinión la merece, por tanto me niego a contestar en la otra entrada. Tan solo querría reafirmar las palabras de Nicolás, y hacer alusión a una pequeña parte de la entrada "...Tal es el cariz que están tomando los acontecimientos. Otro día quizás tengamos que volver a hablar -como en anteriores ocasiones hicimos- de impuestos, de destinos, de números, de política social. No otro parece ser nuestro sino, ya que muchos aún afirman no conocerlos, o sí, y lo que en realidad están haciendo es no reconocerlos. En cualquier caso, nunca estaría de más volver a recordarlos....." Desde aquí te animo o mejor dicho te pido a que lo volvamos a recordar, aquel artículo no estaría de más en situaciones como las que ahora nos encontramos. Hay quien decía que no venía a cuento en un librito, hoy más que nunca, creo qeu era uno de los sitios adecuados.

    Un fuerte abrazo en Xto.

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