He recibido estos últimos días, vía correo electrónico, dos colecciones distintas de fotos antiguas. Un primer archivo recoge lugares y paisajes en tiempos pretéritos de nuestro pueblo. Algunas de estas fotos nos van a servir para ilustrar las entradas que próximamente dedicaremos al manuscrito de Sánchez de Feria que nuestro colaborador S.S.Q.B.S.M nos ha hecho llegar para su difusión. Ya os adelanto que su lectura resulta muy interesante y productiva para los amantes de la historia local. Una auténtica gozada que, a buen seguro, nos va a servir para refrescar el largo estío.
En las que hoy publicamos, el hilo conductor es una persona a la que siempre admiré y de la que conservo multitud de recuerdos, de la que he escrito en muchas ocasiones, que he considerado uno de los mejores referentes para los cruceros castreños en general y para los "hortelanos" en particular. Y es que para mi generación cofrade, también para otras posteriores, fue, junto a otros contemporáneos de imborrable memoria, todo un maestro que con paciencia, trabajo y humildad se encargó de inculcarnos que si importante es la Cofradía, mucho más lo debe ser la Hermandad. Así que por tantas cosas, como tantas veces, hoy, mañana y siempre, gracias por todo, Juanvi.
El segundo que me ha sido enviado contiene instantáneas de distintas épocas. Todas son de nuestras Benditas Imágenes o de nuestros desfiles procesionales. Algunas hay que son auténticos e irrepetibles testimonios gráficos de un hecho muy significativo en la intrahistoria de nuestra querida Hermandad. Pero tiempo al tiempo. Ya las publicaremos.
Y es que no sé qué tienen las fotos antiguas, pero irradian un magnetismo especial. Quizás sea porque en ellas queda fijado para siempre el instante determinado que recogen, queda detenido el tiempo. O quizás porque al contrario de lo que sucede en nuestros días, donde existen imágenes con profusión al alcance de una gran mayoría, su escasez nos hace disfrutar de los detalles y de las personas e irremediablemente terminan por empujarnos a la nostalgia.
En las que hoy publicamos, el hilo conductor es una persona a la que siempre admiré y de la que conservo multitud de recuerdos, de la que he escrito en muchas ocasiones, que he considerado uno de los mejores referentes para los cruceros castreños en general y para los "hortelanos" en particular. Y es que para mi generación cofrade, también para otras posteriores, fue, junto a otros contemporáneos de imborrable memoria, todo un maestro que con paciencia, trabajo y humildad se encargó de inculcarnos que si importante es la Cofradía, mucho más lo debe ser la Hermandad. Así que por tantas cosas, como tantas veces, hoy, mañana y siempre, gracias por todo, Juanvi.
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