En letra. En números de los de nosotros. En los de los
romanos de Roma. Para que
todo el mundo lo entienda. En cuanto cuelgue ésta, el contador de entradas de
este humilde espacio crucero marcará la cifra de doscientas (200) (CC), cantidad
que, implementando lo que decíamos aquí,
hemos tardado en alcanzar algo más de tres años. Muchas reflexiones tiene el
hecho, muchas interpretaciones, muchas horas de trabajo, bastantes
satisfacciones y, cómo no, algún que otro encontronazo dialéctico, que de todo
debe haber en la viña del Señor,
los cuales siempre terminan provocando un inútil gasto de energías que son
robadas a otros menesteres de mayor provecho, tanto personal como cofrade.
Así pues, intentando siempre pasar de ellos en la medida de
lo posible, no quisiera desaprovechar tan señalada efemérides para, en primer
lugar, agradecer sinceramente el seguimiento que se hace a todo lo que aquí
publicamos, efectuando éste de manera especial a todos aquellos hermanos
cofrades que puntualmente nos leen y que, incluso, nos paran muchas veces por
la calle para comentarnos aspectos de cualquier entrada.
Seríamos desagradecidos si no destacáramos hoy también a
los pocos que, hasta ahora, han utilizado "Firmas
invitadas" para traernos
sus fotos, sus crónicas, sus vivencias... Nada nos gustaría más que su número
se multiplicara, que todo aquél o toda aquella que desee expresar, comunicar,
compartir, enseñar, aprender... utilizara esta herramienta para hacerlo. Ya
sabéis que pocos son los condicionantes que exigimos: que los escritos estén
redactados en la lengua de Cervantes y que tengamos siempre presente el
espíritu y la finalidad de este espacio, dedicado a una Asociación Pública de fieles erigida en el seno de la Iglesia Católica. Así que,
animaros, mandadnos vuestras experiencias e inquietudes, vuestras aspiraciones,
vuestras necesidades... Estaremos encantados de publicarlas.
Ya por último, y atendiendo a una indicación de nuestro actual Hermano Mayor -me recriminaba el pasado día del Corpus por escribir en ocasiones unos ladrillazos de padre y muy señor mío-, no quisiera terminar esta entrada sin hacer una aclaración que, por muchas circunstancias, entiendo cada vez más necesaria y conveniente. Veréis, nosotros, la gente de La Primera, que como todo Castro sabe tiene numerus apertus desde hace muchos años, únicamente somos responsables de las decisiones y acuerdos que tomamos en el máximo órgano de gobierno de nuestra Hermandad, el Cabildo General de Hermanos del Turno de Mayores. En lógica consecuencia, de las disposiciones que se acuerden o eleven en otros sitios tendrán que responsabilizarse los que allí las dicten. A que parece obvio, casi una perogrullada. Pues algunas criaturas todavía no se han enterado. Vamos a ver si esta vez tenemos suerte.
Ya por último, y atendiendo a una indicación de nuestro actual Hermano Mayor -me recriminaba el pasado día del Corpus por escribir en ocasiones unos ladrillazos de padre y muy señor mío-, no quisiera terminar esta entrada sin hacer una aclaración que, por muchas circunstancias, entiendo cada vez más necesaria y conveniente. Veréis, nosotros, la gente de La Primera, que como todo Castro sabe tiene numerus apertus desde hace muchos años, únicamente somos responsables de las decisiones y acuerdos que tomamos en el máximo órgano de gobierno de nuestra Hermandad, el Cabildo General de Hermanos del Turno de Mayores. En lógica consecuencia, de las disposiciones que se acuerden o eleven en otros sitios tendrán que responsabilizarse los que allí las dicten. A que parece obvio, casi una perogrullada. Pues algunas criaturas todavía no se han enterado. Vamos a ver si esta vez tenemos suerte.
Como una de ellas -destacado miembro del selecto club que nos acusa hasta de la muerte de Manolete- lleva tiempo afirmando -sin ponerse colorado ni nada,
así, a pelo- que él sí se desvive y lucha por su Hermandad,
hecho que particularmente me satisface y congratula, me despido hoy con algo que tal vez pueda
servirle como ejemplo para seguir haciéndolo. Se trata de una papeleta de una
rifa que se hizo allá por 1974 para sufragar los gastos de
construcción del nuevo paso de la Vera
Cruz y que tuvo un resultado un tanto incierto. La Divina Providencia, siempre al quite. No os cuento más de
esta historia que luego Rafa me riñe; me comprometo a hacerlo en otra ocasión y con las menos palabras posibles. Os dejo con tan interesante "documento", no sin antes
advertir de nuevo que los administradores del blog seguimos sin tener responsabilidad alguna en su
contenido.
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