Pues no está nada mal comenzar las entradas del año dando a conocer la existencia de otra joya cofrade de nuestro pueblo que, afortunadamente, ha llegado hasta nuestros días. Y digo afortunadamente porque muchas otras, contemporáneas a ésta o no, fueron víctimas del paso del tiempo, de la barbarie, de la incultura, del odio irracional y de la indigencia intelectual. Lástima. Aunque ya nada o casi nada se pueda hacer al respecto, hay quien no se resigna y sigue buscando. Unas veces, las más, sin suerte. Otras, como la que hoy nos ocupa, con final feliz. Con un pequeñísimo anticipo de la historia de nuestro pueblo os dejo. Una vez tengamos tiempo de analizar el manuscrito completo se irá poniendo, como otras veces, a vuestra entera disposición en este mismo medio. Y es que como desde hace tiempo venimos anunciando, hay mucha más historia cofrade, y no cofrade, de nuestro pueblo por publicar. Tiempo habrá, Dios siempre mediante, de darla a conocer. Hoy, como digo, un magnífico aperitivo, unos estatutos de 1817.